Tras la temida y a la vez deseada e imprescindible cirugía, se presenta la
larga estancia hospitalaria que viene acompañada de la necesidad de
acostumbrarse y superar tanto física como psíquicamente los cambios que ha provocado
la minuciosa intervención.
Los días en el hospital se hacen largos y conforme el paciente se va recuperando,
aumentan sus inquietudes y las ganas de volver a casa. Buena señal, pero difícil
de llevar cuando sabes que todavía quedan muchas horas que pasar en la pequeña habitación
que te han asignado.
El dolor postoperatorio se consigue aliviar con los fármacos que te
administran cada determinadas horas, pero la incomodidad de mantenerse en la
misma posición durante mucho tiempo genera una inquietud que termina provocando
una gran impotencia en el enfermo.
En muchos casos de las cirugías oncológicas la mejor opción y el objetivo
final para conseguir un mejor resultado es la amputación de la parte afectada
por el tumor. Por ello los resultados de estas cirugías, pueden resultar traumáticos
para los pacientes. La aceptación de la nueva imagen corporal no es fácil y
necesita de paciencia y apoyo psicológico para asumir el cambio. Debemos tener
claro que es necesario y beneficioso a largo plazo para combatir la enfermedad.
Son muchos sentimientos reunidos en poco tiempo, los cuales hay que
asimilar poco a poco y con la mejor actitud posible para sobrellevar la situación
lo mejor posible. En los casos en los que no consigamos una aceptación temprana,
tendremos que tener paciencia y tener en cuenta que existen en los hospitales
equipos de psicooncólogos dispuestos a ayudarnos en cualquier momento.
La sensación de un apoyo externo es fundamental, a la vez que la ayuda
recibida por parte de los más allegados. Los familiares más cercanos y el
propio paciente, agradecen la compañía en los momentos difíciles. Aún así, los
días más próximos tras la cirugía hay que tener en cuenta la debilidad en el
paciente y el cansancio generado y acumulado tras la larga intervención.
Por lo que hay que intentar restringir las visitas ya que pueden llegar a
convertirse en un gran esfuerzo para el paciente al intentar estar atento a
todas aquellas personas que acuden a verle. Aunque nos parezca que el enfermo
está animado y en estado de recibir visitas, debemos llevar cautela para no
generar un cansancio añadido e innecesario que a lo largo del día habrá sobrecargado
al paciente. Más adelante, cuando el paciente se encuentre en casa, tendremos
tiempo de visitas más extensas y en un ambiente más calmado. No olvidemos que
la hospitalización postoperatoria es fundamentalmente para la total recuperación
de la cirugía.
Sabemos que en la curación del cáncer, hay varios escalones que tenemos que
ir superando poco a poco y con la mejor actitud posible para que se haga más
llevadero. Sin olvidar, que en muchos casos encontraremos obstáculos y se nos
hará más difícil el camino a seguir. Estos momentos son frecuentes y necesarios
para conseguir afrontar la enfermedad y asumirla poco a poco. No es una situación
fácil, pero con paciencia y optimismo, se puede conseguir una mejor visión de
esta dura etapa que nos ha tocado afrontar. Y si es posible, con una sonrisa…
"Con cuantas personas estamos y sin embargo, con que pocas somos"