jueves, 20 de octubre de 2016

CUIDAR AL CUIDADOR

Muchas veces no somos conscientes de la carga emocional, psicológica y física que puede llegar a tener el cuidador principal de un paciente con cáncer. Normalmente todos nos centramos en el enfermo en sí, sin darnos cuenta de la importancia y la necesidad que tienen también los cuidadores de nuestra atención.

Ellos son los que SIEMPRE están ahí, pase lo que pase, tienen la mejor de sus sonrisas y la mejor de las soluciones posibles en momentos catastróficos. En ocasiones, llegan a límites en los que no se permiten un descanso, se desviven por el familiar querido, sacan tiempo de donde sea para sacar todo adelante. NUNCA se rinden.

Pero este nivel de exigencia y atención, poco a poco va consumiendo al cuidador. Si no prestamos atención a estas personas también, con el tiempo la situación les desborda. El cáncer se convierte muchas veces en un largo periodo de tiempo en el que la enfermedad se hace larga y pesada tanto para el paciente como para todos los que están a su alrededor, por lo que el ritmo de vida estresante de un cuidador, no puede mantenerse en el tiempo de forma exagerada.
Ellos también necesitan descansar, que se les pregunte que prefieren cada día, cariño y atención, saber que tienen un apoyo en el que refugiarse cuando todo se pueda torcer, o simplemente un día en el que se sientan más débiles.

No pueden sacar fuerzas día tras día, durante tiempo indefinido, escondiendo sus necesidades y priorizando las del enfermo. Todos sabemos que es necesario atender al paciente, pero debemos darnos cuenta de las necesidades de la persona que adquiera el cargo de cuidador principal cuando tenemos una patología como lo puede ser el cáncer.


Si no se tiene esto en cuenta, con el tiempo el cuidador irá decayendo tanto emocionalmente como físicamente, desembocando la situación en el llamado SINDROME DEL CUIDADOR.


Algunos de los síntomas que presentan son: labilidad emocional, depresión, trastornos del sueño, aislamiento social…
Antes de que la situación desemboque en esto, todos los que estamos alrededor, debemos ayudar y colaborar en todo lo posible, manteniendo la independencia tanto del enfermo como del cuidador y evitando que éste último consuma todo su tiempo en la enfermedad y el enfermo.
Algunos consejos para sobrellevar esta situación son:
-       Reflexionar y darse cuenta de que es necesarios llevar una vida propia.
-       Delegar algunas responsabilidades en otras personas del circulo cercano
-       Informarse de ayudas sociales si fuese necesario
-       Comunicar a la familia los sentimientos y necesidades en todo momentos
-       Mantener las actividades que siempre le han gustado y relajado
-       Dejar un tiempo programado a la semana para desconectar y no tener responsabilidades
-       Aprender a decir NO y ESPERA siempre que sean peticiones no urgentes
-       Fomentar la autonomía
-       Realizar ejercicio moderado con frecuencia

Todo esto ayudará a mantener la autonomía necesaria en el cuidador y le proporcionará mas seguridad, tranquilidad y fuerza para seguir llevando la situación con la mayor naturalidad posible y permitirá que no se agote su vitalidad. Si conseguimos evitar el estrés que estas personas pueden llegar a acumular, la situación será mucho mas llevadera y fácil para todos.




“No olvides cuidarla, por si mañana en vez de verla, te toca imaginarla” Gabriel García MArquez

domingo, 9 de octubre de 2016

Carta de una cuidadora

Hoy os presento el testimonio de una cuidadora. 
Muchas veces olvidamos el papel del cuidador en esta enfermedad, sin darnos cuenta de la importancia que tienen para que todo vaya lo mejor posible y lo imprescindibles que son día a día tanto para el enfermo como para la familia en general.  
Gracias a todos los cuidadores y cuidadoras que día a día se desviven para sacar la mejor de sus sonrisas, aunque muchas veces por dentro estén rotos. Y recordad todos, que nunca debemos olvidar ni dejar de CUIDAR AL CUIDADOR!

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“El día que nos diagnosticaron el cáncer en nuestra familia, supe que todo para nosotros había cambiado, existía un antes y un después.
Teníamos que luchar juntos para superar esta enfermedad, así seríamos más fuertes;  cada uno de nosotros tendría que asumir diferentes responsabilidades que nos reforzasen en esta etapa desconocida.
Hubiese deseado ser la enferma, pero la realidad era otra y nada de estas cosas se pueden cambiar.
Yo sería la cuidadora principal, la pareja que debía estar siempre a su lado, apoyándonos y sobreponiéndonos en los momentos que se esperaban difíciles. Debía de ser muy fuerte, concentrar todas mis energías en esta batalla contra el cáncer.

Mis prioridades cambiaban y debía adaptarme rápidamente. Mis capacidades debían orientarse en busca de nuevos objetivos.

Nuestro entorno se fue acomodando a las circunstancias, la angustia de los primeros  días se transformó en serenidad para tomar decisiones que ayudasen a canalizar los momentos más difíciles.

Conforme van pasando los días, se supera la quimio, la radio, las intervenciones y vamos manteniendo una actitud positiva ante la enfermedad.

Intento controlar y canalizar la energía de mi mente y mi cuerpo para ser la persona que puede responder a las circunstancias de esta difícil etapa de nuestras vidas. Me esfuerzo por transmitir apoyo, serenidad, disponibilidad, entrega, compañía, soluciones y cariño.

Esta es una etapa de mi vida en la que por dar todo lo que tengo, me siento llena. De mi debilidad surge una fuerza para seguir luchando… ¡Hoy soy más fuerte! “



“La peor parte del cáncer es lo que le hace a tus seres queridos”