En esta ocasión, estudiamos la relación entre el alcohol con el desarrollo
de una neoplasia. Comúnmente se suele asociar más el tabaco con el riesgo de
cáncer, olvidando que el alcohol es un carcinógeno muy presente en nuestras
vidas, aunque sea, en muchos casos de forma moderada.
El consumo moderado de alcohol, puede tener algunos beneficios en nuestra
salud, pero no debemos olvidar que se ha identificado como una de las 10
principales causas de riesgo global de enfermedad, entre ellas el temido
cáncer. Por lo que deberíamos descartar la afirmación anterior que asegura que “el
consumo moderado de alcohol puede tener beneficios en nuestra salud” ya que
estos beneficios son irrelevantes cuando se comparan con el riesgo de generar
un tumor maligno.
El consumo de alcohol se relaciona de forma directa con cánceres en la
cavidad bucal, faringe, laringe, esófago, mama, hígado, colorectal, renal y páncreas.
Muchos estudios evidenciaron que el riesgo de cáncer asciende desde un 7 a un
9% por cada 10 gramos de ingesta de alcohol al día. (La OMS recomienda no
superar los 20gr de alcohol/ día en mujeres y menos de 30gr alcohol/día en
hombres).
Para que os hagáis una idea, una caña de cerveza (algo que es habitual
consumir en muchas personas más de una vez por semana), correspondería aproximadamente
a unos 8 gr de alcohol.
Puesto que se han observado la relaciones científicas suficientes para
asociar el consumo de alcohol con el cáncer, deberíamos concienciar a la
sociedad del peligro de un consumo de alcohol por mínimo que parezca, puesto
que es un factor de riesgo totalmente evitable actualmente.
También existe relación con los genotipos que cada persona posee y con el estilo de vida del individuo;
parece lógico pensar que personas que beben mayor cantidad de alcohol a diario están
más expuestas al peligro de sufrir un tumor, pero debemos tener en cuenta que también
aquellos que disfrutan de un consumo responsable y menor, pueden verse
afectados por la carcinogénesis del alcohol.
En muchos casos las probabilidades se disparan y aumentan si adicionamos el
consumo de tabaco, multiplicando así el efecto carcinógeno y el daño celular
que pueden causar estas sustancias en las células de nuestro organismo.
La base científica de este hecho, radica en el proceso de descomposición y
metabolismo del alcohol en nuestro organismo, generando metabolitos activos y tóxicos para el ADN humano provocando así mutaciones
y oxidaciones favorecedoras para el desarrollo de los diferentes tumores que se
han nombrado anteriormente.
Bibliografía:
- - Pedro C. Lara, Marta Lloret. Principios
generales del cáncer. Ed Arán. Madrid, 2012.
- - Baan R, Straif K, Grosse Y, Secretan B, El
Ghissassi F, Bouvard V. Carcinogenicity of alcoholic beverages. Lancet Oncol.
2009.