Parecía que estaba lejos y que no llegaría pero al fin te dan fecha para la
cirugía.
Pasar por quirófano no es agradable para nadie, pero todavía menos cuando
por total obligación, tienen que extirparte parte de tu cuerpo porque un cáncer
te está invadiendo.
Pasando por las diferentes fases de asimilar esta maldita enfermedad, te
encuentras esquivando miedos, superando retos y adversidades. La más importante
quizá sea la aceptación de la enfermedad; A la que se suman miles de pruebas
como son sobrellevar los efectos secundarios de los tratamientos, la
desaparición de personas que creías cercanas, el miedo y la impotencia, y
también el respeto, a la muchas veces necesaria cirugía.
El paso por el frio quirófano con varias personas a tu alrededor vestidas
de verde, con las caras que crees conocer de los médicos tapadas y la
inseguridad que genera verte tan vulnerable, no es fácil para nadie.
Pero todo esto es necesario. Imprescindible. Hay que quitar de raíz el
problema. Eliminar al enemigo sin dejarle otra opción. Y la opción a tener una
cirugía total aumenta notablemente la completa erradicación del problema. Por
lo que aunque no guste la opción de la cirugía, hay que verlo desde un punto
positivo y sentirse afortunado de tener esta opción de tratamiento.
Actualmente es, desde el punto de vista de la medicina, uno de los puntos
más efectivos para la curación total del tumor.
Por lo que es de vital importancia la elección del cirujano y la
confianza en sus manos, ya que son las que con la ayuda del resto de
tratamientos neoadyuvantes y adyuvantes conseguirán erradicar la enfermedad.
Conforme se van acercando los días a la intervención programada, no hay que
agobiarse. Ya estamos casi al final de tratamiento. Sólo falta un último
esfuerzo. Las semanas previas es importante que el paciente esté tranquilo, en
reposo y con planes relajantes para esos días. Si el estado de salud y de animo
lo permiten, se recomiendan actividades para distraerse y mantenerse en
actividad.
Una escapada nunca viene mal, nos ayudará a desconectar del día a día y
coger fuerzas para el postoperatorio que puede hacerse más pesado por la
debilidad que supone haber pasado por una cirugía oncológica.
La actitud y cuidados en la etapa postoperatoria son cruciales para la
correcta recuperación y curación. En estos momentos el apoyo de los amigos y
familiares es importante para evitar posibles estados de ánimo depresivos al
verse más incapacitado el paciente durante unos días.
A pesar de todo, hay que ver la cirugía como una muy buena oportunidad en
el tratamiento y afrontarlo como un nuevo reto que nos ayudará a vencer este
largo proceso. Un tratamiento multidisciplinar es necesario y aportará
beneficios y posibilidades mayores de curación. Sin olvidar siempre un buen
estado de ánimo para afrontar y hacer más llevadero cada paso del camino. Y si
es posible, con una sonrisa.
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