La alimentación y la actividad física adecuadas son dos pilares básicos en
la alimentación del paciente oncológico ya que estas dos bases nos van a ayudar
a tener un buen estado nutricional y físico para afrontar los tratamientos que
a la vez que curar insisten en debilitar al paciente durante ese periodo de
tiempo.
La alimentación ideal debe ser principalmente sana (productos naturales,
sin conservantes en exceso) y equilibrada para ayudarnos sobretodo a estar bien
nutridos e hidratados y así ayudar al organismo a eliminar toxicidad del
tratamiento (se recomiendan 1-2 litros de agua al día), a la vez que obteniendo
todos los nutrientes necesarios ayudamos al sistema inmunitario a combatir
mejor las posibles infecciones oportunistas y lo más importante, es que
conseguimos mantener la calidad de vida del paciente durante el largo periodo
de tratamiento.
Introducir frutas y verduras frescas y de temporada (si es posible ecológicas)
en la dieta de un paciente en tratamiento oncológico es esencial ya que son una
fuente principal de minerales, vitaminas, fibra y antioxidantes.
Además es muy importante retirar el consumo de algún tipo de comidas como
son los preparados con mucha grasa, limitar el consumo de alcohol y azúcares
añadidos, incluyendo todo tipo de bollería industrial y preparados. Con esto
evitaremos introducir calorías innecesarias y poco saludables a la vez que
dejaremos paso a otros nutrientes más esenciales; potenciando así una correcta
alimentación que potenciará al sistema inmunitario.
Sin embargo durante el largo proceso la alimentación puede ser un hándicap
y un reto en muchos momentos debido a que por los tratamientos oncológicos,
disminuye el apetito, cambia el sabor de las comidas o los pacientes están más
alterados debido a la difícil situación acompañante.
Por ello hay que intentar mantener positividad y paciencia pensando que la
situación es temporal y añadiendo algunas pautas nuevas que puedan facilitar
una alimentación saludable dentro de estos limites. Algunos consejos para ello
son:
- Comer los alimentos que más apetezcan al
paciente y a las horas en las que el apetito aparezca.
- Aprovechar los momentos del día con más
hambre para aportar batidos o caldos muy nutritivos.
- Aportar variedad de texturas y sabores en
los platos, para abrir el apetito lo máximo posible.
- Recordar la importancia de la hidratación
a lo largo del día y sobretodo aumentarla fuera de las comidas principales para
no propiciar sensación de saciedad precoz durante las comidas.
Añadimos, a continuación, la preparación de batidos y triturados como
posibles opciones ricas en vitaminas y nutrientes para conseguir un apoyo
nutricional durante el tratamiento:
- BATIDO DE FRUTAS:
o
Sandia,
piña, plátano y manzana.
o
Albaricoque,
naranja, uvas y zumo de medio limón.
- GAZPACHO ANDALUZ : Es una buena opción
refrescante y saludable para el verano:
o
Tomates
(3-4)
o
1 Zanahoria
o
1 Pepino
o
1/3 Pimiento
rojo
o
1
diente de ajo
o
½ Cebolla
o
Salpimentar
o
Aceite
de oliva
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