jueves, 7 de julio de 2016

Dieta

La alimentación y la actividad física adecuadas son dos pilares básicos en la alimentación del paciente oncológico ya que estas dos bases nos van a ayudar a tener un buen estado nutricional y físico para afrontar los tratamientos que a la vez que curar insisten en debilitar al paciente durante ese periodo de tiempo.

La alimentación ideal debe ser principalmente sana (productos naturales, sin conservantes en exceso) y equilibrada para ayudarnos sobretodo a estar bien nutridos e hidratados y así ayudar al organismo a eliminar toxicidad del tratamiento (se recomiendan 1-2 litros de agua al día), a la vez que obteniendo todos los nutrientes necesarios ayudamos al sistema inmunitario a combatir mejor las posibles infecciones oportunistas y lo más importante, es que conseguimos mantener la calidad de vida del paciente durante el largo periodo de tratamiento.

Introducir frutas y verduras frescas y de temporada (si es posible ecológicas) en la dieta de un paciente en tratamiento oncológico es esencial ya que son una fuente principal de minerales, vitaminas, fibra y antioxidantes.

Además es muy importante retirar el consumo de algún tipo de comidas como son los preparados con mucha grasa, limitar el consumo de alcohol y azúcares añadidos, incluyendo todo tipo de bollería industrial y preparados. Con esto evitaremos introducir calorías innecesarias y poco saludables a la vez que dejaremos paso a otros nutrientes más esenciales; potenciando así una correcta alimentación que potenciará al sistema inmunitario.

Sin embargo durante el largo proceso la alimentación puede ser un hándicap y un reto en muchos momentos debido a que por los tratamientos oncológicos, disminuye el apetito, cambia el sabor de las comidas o los pacientes están más alterados debido a la difícil situación acompañante.
Por ello hay que intentar mantener positividad y paciencia pensando que la situación es temporal y añadiendo algunas pautas nuevas que puedan facilitar una alimentación saludable dentro de estos limites. Algunos consejos para ello son:

-       Comer los alimentos que más apetezcan al paciente y a las horas en las que el apetito aparezca.
-       Aprovechar los momentos del día con más hambre para aportar batidos o caldos muy nutritivos.
-       Aportar variedad de texturas y sabores en los platos, para abrir el apetito lo máximo posible.
-    Recordar la importancia de la hidratación a lo largo del día y sobretodo aumentarla fuera de las comidas principales para no propiciar sensación de saciedad precoz durante las comidas.


QUE TU ALIMENTO SEA TU MEDICINA :) 

Añadimos, a continuación, la preparación de batidos y triturados como posibles opciones ricas en vitaminas y nutrientes para conseguir un apoyo nutricional durante el tratamiento:

-       BATIDO DE FRUTAS:
o   Sandia, piña, plátano y manzana.
o   Albaricoque, naranja, uvas y zumo de medio limón.

-       GAZPACHO ANDALUZ : Es una buena opción refrescante y saludable para el verano:
o   Tomates (3-4)
o   1 Zanahoria
o   1 Pepino
o   1/3 Pimiento rojo
o   1 diente de ajo
o   ½ Cebolla
o   Salpimentar

o   Aceite de oliva


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